Ni contamina ni puede ser sustituida en
la desinfección de tu hogar y tu ropa.
Seguramente más de una vez te han
advertido sobre la lejía, infundiéndote la sensación de que se trata de un
producto peligroso que sólo debe de ser utilizado para casos puntuales. ¡Craso
error! Muchas de esas advertencias están basadas en su mayor parte en el
desconocimiento, al no tener en cuenta realmente qué es la lejía y para qué
sirve. Así que si eres de esas personas que siempre han mirado con recelo este
producto, comprueba si tu opinión sobre ella no es más que un mito.
¿Qué es la lejía?
La lejía es el compuesto químico que se obtiene al hacer circular corriente eléctrica a través de una disolución de sal común. Después de su uso se degrada rápidamente y se convierte de nuevo en sal, oxígeno y agua, siendo totalmente respetuosa con el medio ambiente.
¿Para qué sirve la lejía?
La lejía es un gran desinfectante y blanqueante de la ropa que puede utilizarse con distintos fines. En el siguiente artículo puedes ver algunos de los principales usos de la lejía.
Mitos sobre la lejía
La lejía no se puede utilizar para
limpiar casas con niños. ¡Falso! Es un producto completamente seguro si se
utiliza correctamente. Es más, incluso es recomendable por su capacidad
desodorizante y desinfectante, ya que destruye gérmenes y alérgenos,
protegiendo a tu hogar y familia. Eso sí, recuerda mantenerla alejada fuera del
alcance de los más pequeños y no rellenar botellas con ella para evitar
accidentes.
La lejía contamina. ¡Falso! Como hemos dicho, la lejía es
el resultado de aplicar corrientes eléctricas a componentes naturales: sal, oxígeno y agua. Así, una vez utilizada, vuelve a descomponerse en los mismos, siendo completamente respetuosa con el entorno.
La lejía no es apta para desinfectar
frutas y verduras. ¡Falso! Las lejías puras, como la lejía Conejo son aptas para la desinfección de alimentos.
Disuelve unas gotas en agua (2 ml/litro de agua) y las dejarás completamente listas para su consumo.
También te ayuda a evitar la contaminación cruzada de los alimentos, así que
utilízala para desinfectar las tablas de cortar, la encimera y paños de la
cocina, etcétera.
Limón y vinagre hacen lo mismo que la
lejía. ¡Falso! Aunque muchos remedios caseros los equiparan con la lejía, lo
cierto es que no poseen su capacidad desinfectante y ninguno de ellos acaba con
los gérmenes.
A más lejía, más desinfección. ¡Falso!
Basta un poco más de medio vaso (150 ml) de lejía en medio cubo de agua (5 litros) para una eficiente limpieza y
desinfección.
No hace falta lejía para la ropa. ¡Falso!
La lejía es un excelente quitamanchas y blanqueador. Haciendo un remojo con Lejía Conejo te permitirá eliminar las manchas llamadas blanqueables (café, té, vino, hierba, frutos rojos, etc.).

Resumiendo:
Cómo desmontar los mitos sobre la lejía
Seguramente has oído más de una vez que
la lejía contamina, que no se puede utilizar en casa con niños o que no es
necesaria para la ropa. Pues si es así, es momento de que descubras que todo
eso es falso. Y es que la lejía no solo no contamina sino que se degrada
rápidamente y se convierte en sal común; es completamente segura para un hogar
con niños y es un excelente quitamanchas y blanqueador
para la ropa. Tampoco es cierto que el limón y el vinagre hagan lo mismo que la
lejía, ya que carecen de su capacidad desinfectante ni que a más lejía, más
desinfección. Además, la lejía Conejo (azul) es excelente para desinfectar frutas y
verduras.
Como puedes comprobar, muchos son los mitos sobre la lejía que nos han acompañado desde siempre, pero la mayoría no son más que fruto del desconocimiento. Viendo lo que este producto es capaz de hacer, ¿sigues pensando lo mismo de la lejía?