Hay cosas simples que nos pueden ayudar a ahorrar sin apenas esfuerzo. Por ejemplo, ahorrar en el consumo del agua puede ser fácil. ¡Ya sabéis que el agua es hoy en día un recurso escaso!
En el baño siempre tenemos un cubo para recoger esos primeros litros de agua que salen fríos y que luego nos servirán para fregar el suelo. El agua que sueltan los aparatos de aire acondicionado la utilizamos para regar las plantas. En nuestra terraza sabemos donde colocar el cubo para recoger estratégicamente el agua de la lluvia y regar las plantas de la terraza. Cuando nos cepillamos los dientes usamos un vasito y evitamos tener el grifo abierto, etc. Se han convertido en hábitos para toda la familia y no suponen ningún esfuerzo.
En el tema de los alimentos también tenemos truquillos. ¿Que sobra algo de pan de la comida? Lo guardamos en una bandejita y después, lo pasamos por la picadora y lo convertimos en pan rallado.
Las bolsitas orgánicas de la frutería las utilizamos para los desperdicios orgánicos que van al contenedor de orgánico.
Las camisetas de algodón de mis hijos las suelo convertir en trapos que van perfectos para limpiar y secar azulejos, secar el baño, etc.