Cómo limpiar tus gafas correctamente

Lo ideal es limpiar las gafas en casa, ya que allí tienes todo lo necesario. En realidad, limpiar los cristales y la montura no tiene ningún misterio: solo necesitas un poco de agua tibia, incluso fría, y una pequeña cantidad de jabón de manos o gel de baño, como por ejemplo un poco de gel La Toja. 

Para limpiarlas, coloca las gafas bajo el agua y distribuye suavemente el jabón, no demasiado, con poca presión sobre los cristales y la montura. Cuando limpies los cristales y la montura, sujeta siempre bien el cristal que estés limpiando en ese momento. Así evitarás tensiones que podrían deformar o incluso romper la montura. Acuérdate también de limpiar bien las patillas y las plaquetas de la nariz. Están todo el día en contacto con la piel y ahí se acumula fácil la grasa y la suciedad. Darles un repaso a fondo no solo deja las gafas más limpias, sino que también hace que se sujeten mejor, porque quitas esa grasilla que a veces las hace resbalar. Y cuando termines de limpiarlas, sécalas con cuidado usando un trapo suave o un paño de microfibra. ¡No uses pape de cocina absorbente, porque podrías rayarlas!

Consejo de experto: nuestra piel suda a lo largo del día y va dejando pequeñas partículas, como sales, en las gafas. Cuando te las quitas por la noche, tanto la montura como los cristales se enfrían y esas sales se endurecen, haciendo más difícil la limpieza. Por eso, lo ideal es limpiarlas justo al final del día, cuando todo sigue blandito y se puede quitar sin esfuerzo. ¡Tus gafas te lo agradecerán!

A veces necesitas limpiar las gafas justo cuando estás fuera de casa. En esos casos, lo que solemos hacer es usar la gamuza para lentes que venía con ellas, y eso está bien. En este caso, primero, sopla con suavidad para quitar el polvo o la suciedad que pueda haber en los cristales, y luego límpialos con movimientos circulares. Y un aviso importante: nada de usar la manga de la chaqueta ni pañuelos de papel, que pueden rayarlas.

Pero aquí te recomendamos una solución con mejores resultados, ideal para llevar en el bolso o tener en la mesita de noche: ¿Aún no conoces las toallitas Limpiagafas de Bref? Vienen en cómodas unidosis, son extra suaves y limpian no solo las gafas sino también teléfonos móviles, cámaras, espejos y otros objetos y dispositivos, sin dejar rastros y consiguiendo una transparencia adecuada. 

Las mangas de la ropa, los pañuelos de papel o el típico papel de cocina no son buena idea para limpiar tus gafas. Aunque parezcan inofensivos, tienen una superficie demasiado áspera (los pañuelos de papel, por ejemplo, llevan fibras de madera que pueden rayar) o atrapan pequeñas partículas de suciedad. Al usarlos, es como pasar una lija fina por los cristales. ¿Qué pasa entonces? Que se rayan, se vuelven opacos y ya no hay forma de arreglarlos. Incluso los arañazos más pequeños, que casi ni se ven, hacen que la luz se desvíe y pierdas nitidez al mirar a través de ellos.

Y ojo, porque hay ciertos errores muy comunes que conviene evitar al limpiar tus gafas. Toma nota:

1. Evita los productos de limpieza agresivos y los limpiacristales: pueden dañar tanto los cristales como la montura.
2. Nada de detergentes o jabones cremosos: sus ingredientes suelen dejar restos y marcas en los cristales.
3. Paños sucios, ni pensarlo: parece obvio, pero a veces se nos olvida.
4. No aprietes demasiado al limpiar: podrías deformar la montura o incluso romperla.
5. Y no, meterlas en el lavavajillas no es una buena idea: aunque suene cómodo, el calor puede deformar las gafas y los movimientos bruscos pueden dañarlas más de lo que imaginas.

Consejo final: cuando no lleves puestas tus gafas, guárdalas en su estuche junto con la gamuza. Así las proteges del polvo, la suciedad y los golpes cuando las llevas de un lado a otro. Y si por lo que sea no las guardas en el estuche, al menos déjalas siempre apoyadas sobre las patillas, ¡nunca sobre los cristales! Así evitarás rayones innecesarios.

¿Quieres más consejos para cuidar y limpiar objetos delicados sin dañarlos? Igual que las gafas, hay otras cosas que usamos a diario y que requieren un mimo especial. Descubre cómo limpiar un bolso de piel sin estropearlo, cómo dejar tu teclado de ordenador como nuevo sin riesgo, o cómo cuidar bien de tus zapatos de piel para que te acompañen por mucho más tiempo. ¡Tu casa (y tus accesorios favoritos) lo notarán!