Separación de residuos: cómo hacerlo bien en casa

¿Tienes claro dónde va cada tipo de basura? Separar los residuos correctamente puede parecer un rollo al principio, pero lo cierto es que es uno de esos gestos sencillos que tienen un gran impacto. Cada día generamos montones de basura y, si la separamos bien, gran parte se puede reciclar. ¿El resultado? Menos contaminación, más materiales aprovechables y un planeta más limpio. Si no sabes por dónde empezar, aquí te contamos lo más importante para separar la basura en casa sin complicarte la vida.

Si lo tiramos todo junto a la basura, muchos materiales reciclables acaban perdiéndose. En cambio, si clasificamos la basura bien desde casa, estamos dando el primer paso para que el papel, el vidrio o el plástico puedan tener una segunda vida. Además de evitar que terminen en vertederos, esto ayuda a ahorrar energía, cuidar los recursos naturales y reducir la contaminación del suelo, el agua y el aire.

Y no solo gana el planeta: separar los residuos también ayuda a tener la casa más organizada, con menos desorden y hábitos más sostenibles.

Para empezar a separar bien, hay que distinguir entre residuos orgánicos e inorgánicos.

Los orgánicos son los que vienen de restos de comida o plantas: cáscaras, posos de café, flores secas, sobras… Se descomponen rápido y son perfectos para compostar.

Los inorgánicos, en cambio, tardan mucho más en degradarse. Aquí entran cosas como plásticos, envases, papel, vidrio, cartón o incluso aparatos electrónicos.

Tener clara esta diferencia te ayudará a saber qué va en cada cubo y a evitar errores comunes.

En la mayoría de las ciudades se utilizan contenedores de colores que facilitan la clasificación de los residuos. Aunque puede haber algunas diferencias según la localidad, esta es la guía general más habitual:

• Marrón: residuos orgánicos (restos de comida, servilletas usadas)
• Azul: papel y cartón (limpios y secos)
• Amarillo: envases de plástico, latas y tetrabriks
• Verde: vidrio (sin tapas ni restos de comida)
• Gris o verde oscuro: restos no reciclables

Además, cosas como pilas, aceite usado o aparatos electrónicos no van a ninguno de esos cubos, así que conviene mirar en la web del ayuntamiento cómo desecharlos correctamente. Los medicamentos caducados , por otro lado, suelen depositarse en el punto SIGRE de las farmacias.

Separar los residuos no tiene por qué ser complicado, de verdad. Es más bien una cuestión de organización y de ir adaptando el sistema a lo que a ti te funciona en casa. Aquí van algunas ideas fáciles para que te animes:

• Si tienes sitio, lo ideal es poner cubos de diferentes colores (amarillo, azul, verde, marrón), o usar bolsas que sigan ese mismo código. También puedes poner cartelitos o pegatinas para saber qué va en cada uno. La cocina suele ser el mejor lugar porque es donde más residuos se generan, pero si te viene mejor, también puedes colocarlos en la terraza, el garaje o incluso en el jardín.
• ¿Tu cocina es pequeña? No pasa nada. Puedes usar cubos más compactos, con varios compartimentos, o colgar bolsas de distintos colores. Lo importante es que te resulte cómodo y fácil de seguir cada día.
• Un truquito útil: aclara un poco los envases si tienen restos de comida  y échales un ojo a los símbolos de reciclaje que traen muchos productos. Te dan pistas sobre a qué contenedor va cada cosa.
• El papel y el cartón los puedes guardar en bolsas de papel, así evitas que se mezclen con plásticos.

Y si tienes jardín o plantas en casa, hacer compost con los restos orgánicos es una idea genial. ¡Tus plantas te lo van a agradecer!

¿Hay peques en casa? Súmalos también: separar la basura puede convertirse en un juego, y de paso aprenden a cuidar el planeta desde chiquitos.

Cuando mezclamos residuos orgánicos con reciclables, impedimos que se puedan aprovechar correctamente. Esto no solo dificulta el trabajo en las plantas de reciclaje, sino que puede estropear aquellos materiales que sí eran reciclables. Además, en algunos municipios tirar la basura sin separar puede conllevar sanciones. Pero más allá de eso, se trata de un compromiso con el entorno: aprender cómo separar la basura y hacerlo bien es un gesto cotidiano que ayuda a construir un futuro más limpio y responsable para todos.